Si usted o un familiar asistirá pronto a la universidad, probablemente haya notado que el precio de la educación universitaria ha aumentado considerablemente en los últimos años. Según el Estudio Nacional de Estudiantes Universitarios y Padres de Sallie Mae de 2023, las familias gastaron un promedio de $28,026 en la universidad durante el año académico 2022-23, y 19% de ellas pidieron prestado al menos una parte para cubrir los gastos.
Aunque los costos pueden ser elevados, un título universitario es una buena inversión en el futuro del estudiante. Sin embargo, para aprovechar al máximo esa inversión, es prudente asegurarse de obtener el tipo de préstamo estudiantil adecuado para su situación particular.
Préstamos privados para estudiantes
Para la mayoría de las personas, los préstamos federales para estudiantes son una mejor opción que los préstamos estudiantiles de entidades privadas como bancos, universidades y otras entidades crediticias. Esto se debe a que los préstamos estudiantiles privados, aunque pueden usarse para pagar los mismos gastos que los préstamos federales, están estructurados de forma muy similar a otros tipos de préstamos personales. Las tasas de interés pueden ser bastante altas (de hasta dos dígitos) y suelen ser variables, por lo que existe incertidumbre sobre la cantidad exacta que se debe. Además, las opciones de pago generalmente no son flexibles, y algunas incluso pueden requerir que el pago comience mientras el estudiante aún está estudiando.
Préstamos federales para estudiantes
Los préstamos federales para estudiantes, con tasas de interés fijas, suelen estar disponibles para todos los estudiantes, incluso aquellos de familias adineradas, y la mayoría no requiere verificación de crédito ni aval. Aunque se acumulan intereses mientras estudias, generalmente no tendrás que empezar a pagar hasta que te gradúes. Además, quienes tengan necesidades económicas pueden optar a préstamos subsidiados, que reducen aún más sus costos. Después de graduarte, si atraviesas dificultades económicas, podrías reducir o posponer tus pagos. En algunos casos, incluso puedes obtener la condonación de la deuda mediante trabajo en el servicio público.
Entonces, dadas las muchas ventajas de los préstamos federales para estudiantes, ¿por qué alguien solicitaría préstamos estudiantiles privados?
Bueno, se trata de esos altos costos mencionados anteriormente. Si bien los préstamos federales son una buena opción, existen límites en la cantidad que un estudiante puede pedir prestada, y puede que no sea suficiente para cubrir sus gastos universitarios. Sin embargo, aunque un título universitario suele ser rentable, es importante que los estudiantes evalúen detenidamente su potencial de ingresos después de la universidad al decidir cuánto pedir prestado. Una regla general es no pedir prestado más de lo que se espera ganar en el primer año de trabajo después de graduarse; esto garantiza una carga de deuda razonable que probablemente se pueda pagar en un plazo de diez años aproximadamente.
Y recuerda, ni los préstamos estudiantiles federales ni los privados son susceptibles de condonación, incluso si te declaras en bancarrota. Por lo tanto, aunque puedas pedir prestado más, es prudente endeudarte lo mínimo indispensable.

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