“¿En qué estaba pensando?” Todos nos hemos preguntado esto en algún momento mientras miramos con tristeza una tabla de windsurf de color rosa neón o una máquina de karaoke de ultra lujo con canciones en 78 idiomas.
Por otro lado, la mayoría de las personas han contemplado con absoluto deleite una compra que el sentido común podría considerar cuestionable.
¿Es posible saber con antelación qué gastos traerán alegría? ¿O si adquirir cosas puede generar felicidad duradera? Estás a punto de descubrirlo.
Antes de empezar, es importante tener presente, como precepto fundamental, que tu situación es solo tuya. Siempre se puede aprender algo de sabiduría de diferentes fuentes, pero, en última instancia, tú eres tu mayor fuente de conocimiento sobre lo que mejor te funciona. Por ejemplo, una compra que le provoca a otra persona una euforia desenfrenada podría dejarte con una sensación de vacío.
Tu mejor herramienta para alinear tus gastos con tu mejor vida es dedicar tiempo y esfuerzo a analizar adónde va tu dinero. Pero, por desgracia, no es raro caer en patrones de gasto que se convierten en rutina: siempre paras a comprar un donut de camino al trabajo; mantienes tu suscripción a ese servicio de streaming porque podría añadir algo que te interese ver, etc.
Mientras asimilas las técnicas a continuación, intenta no ser demasiado exigente contigo mismo. Inevitablemente, te encontrarás con algunas compras que, en retrospectiva, no te harán sentir bien. ¡No te preocupes! Intenta considerarlas como oportunidades de aprendizaje y crecimiento mientras logras el mayor retorno de la inversión en felicidad.
Crea tu lista feliz
Este ejercicio más amplio de introspección probablemente conllevará preguntas difíciles y decisiones desafiantes. Sin embargo, puede ayudarte a motivarte comenzando con un paso ligero y divertido para centrarte en la verdadera razón del análisis: asegurarte de que tu esfuerzo contribuya a una existencia plena de alegría.
Empieza con una página en blanco y empieza a enumerar las cosas que haces o los lugares donde estás cuando te sientes mejor. Por ejemplo, puede ser útil pensar en qué te hace sonreír más, cuándo te ríes más fuerte o cuándo te sientes más tranquilo. El objetivo de esta lista no es limitar aún el gasto de tu dinero, sino hacerte pensar en qué aporta más valor a tu calidad de vida.
Experiencias vs. cosas
Lo más probable es que disfrutes de ambas categorías. Pero ¿sueles disfrutar más de las actividades divertidas o de adquirir cosas? Esta es solo una pregunta que debes hacerte, pero es importante para contextualizar algunas de las demás decisiones que tomarás. No hay respuestas incorrectas, así que no te sientas presionado a limitarte a una u otra.
Esté atento a los gastos “supuestos”
No hay nadie que tome decisiones perfectamente racionales sobre todos los asuntos financieros. Todos llevamos un bagaje de algún tipo en nuestras decisiones financieras. A veces, este bagaje es positivo, como el conocimiento acumulado que nos ayuda a afrontar situaciones complejas. Pero otras veces, pueden surgir motivaciones menos útiles. Por ejemplo, supongamos que usas tu dinero para comprar ciertos artículos de lujo porque crees que así es como se supone que debe verse el éxito. En ese caso, esta es una excelente oportunidad para examinar si esos elementos contribuyen a la verdadera medida del éxito: tu felicidad.
Registra tus gastos
Ahora que has empezado a pensar en la motivación de tus compras y su efecto en tu estado mental, es hora de aplicar esta perspectiva a tus partidas presupuestarias. Usa tu teléfono o un diario para registrar tus gastos. Para tener una visión más completa de adónde va tu dinero, intenta registrarlo durante al menos tres meses.
Para las compras que no son inmediatamente reconocibles (por ejemplo, las realizadas a través de un minorista en línea), inicie sesión en su cuenta con ese minorista para ver con precisión qué era cada artículo por separado.
En lo que respecta a la categoría de costos de transporte, quizá solo a veces sea posible desglosar estos gastos con extremo detalle, pero trate de incluir todos los viajes que realizó por placer durante el período en cuestión e inclúyalos como elementos separados.
Separar las necesidades de los deseos
Probablemente no disfrutes mucho pagando los servicios públicos. Para este ejercicio, conviene separar las necesidades básicas, como el alquiler, las medicinas y la comida. En su lugar, centra tu análisis en gastos discrecionales como suscripciones, compras para darse un capricho o salidas nocturnas.
Calificalos
¡Es hora de ponerse manos a la obra! Califica cada gasto que has registrado del 1 al 5. Los artículos con un 1 no te generaron sentimientos positivos duraderos o te hicieron arrepentirte de haber desembolsado el dinero. Los artículos con un 5 te alegraron el día, semana o incluso mes después de haberlo desembolsado. Cualquier artículo con un 3 fue simplemente mediocre.
Piense detenidamente en los activos
Al separar tus necesidades de tus deseos, probablemente incluyeste bienes más importantes como tu casa y tu vehículo, y con razón. Necesitas un lugar donde vivir y, muy probablemente, un medio de transporte. Pero esta es una excelente oportunidad para reflexionar si la forma en que cumples con esos requisitos te genera felicidad o te añade una carga.
Puede tener sentido comprar una casa más grande de lo que necesitas si la consideras una inversión, pero necesitas vivir allí si va a ser tu residencia principal. Considera la vivienda como parte de tu plan financiero general, por supuesto, pero también pregúntate si estar en tu casa te hace sentir bien. De igual manera, si recompensaste tu esfuerzo comprando el auto de tus sueños, pregúntate si el costo de tenerlo vale lo que obtienes. ¿Podrías disfrutar tanto de un vehículo más económico?
Este análisis no pretende avergonzarte de desear o tener cosas buenas. Tampoco pretende privarte de algo que realmente disfrutas. Más bien, está diseñado para ayudarte a garantizar que tu trabajo se transforme en tu mayor placer posible.
Haz un inventario y ordena
El siguiente paso es revisar tus posesiones físicas. Esto podría no llevar mucho tiempo si tu enfoque se inclina más hacia el minimalismo. Pero si tienes un garaje, un ático o un trastero abarrotado, aprovecha esta oportunidad para liberarte de cualquier objeto que probablemente no uses o que ya no tenga significado para ti.
Durante este proceso, es especialmente importante identificar y deshacerse de los artículos no deseados, ya que esto puede ayudarle a comprender algunas de sus malas decisiones de compra pasadas. Al crear su pila para donar o tirar, mantenga una lista de los artículos que compró y que rápidamente guardaron en el almacén y que nunca le brindaron mucha utilidad ni le brindaron buenos momentos.
Además, presta especial atención a tus colecciones, como obras de arte, libros raros, peluches Beanie Babies o tenedores antiguos para camarones. Buscar artículos para tu colección puede ser emocionante, pero su atractivo puede desvanecerse con el tiempo. ¿Aún conservas estos objetos coleccionables por compulsión o aún te aportan placer? Si decides liquidar una colección, añade esa categoría de artículos a tu lista de compras que debes evitar.
Refina tu lista de felices/tristes y mantenla cerca
Hemos llegado al punto de este viaje en el que es hora de recopilar todos los datos recopilados en un formato completo y fácil de usar. En el lado izquierdo de la lista, incluye todos los gastos que has identificado y que, sin duda, contribuyeron positivamente a tu disfrute de la vida. En el lado derecho, incluye todos los gastos que identificaste que no te dieron buenas vibras.
Después de completar este ejercicio, puede que descubras que no hay muchas posesiones físicas que te den alegría. Si es así, mantén tu lista de cosas felices en un lugar visible y visible para recordar las actividades que puedes sustituir por comprar más cosas. Además, siéntete libre de añadir continuamente actividades que no aparecían en tu evaluación inicial, como salir a caminar, hablar con amigos o meditar.
Haz feliz tu futuro también
Hasta ahora, he estado pensando mucho en el momento, y eso es fantástico. Pero también es un buen momento para pensar en tu felicidad futura. Por ejemplo, ¿tienes deudas sin garantía, como tarjetas de crédito o préstamos personales, que te generan un estrés leve y persistente? Si es así, priorizar y eliminar esas deudas puede darte un gran impulso emocional.
Considera también tus metas para los próximos años. Piensa en cuándo te gustaría jubilarte y cómo sería. Incluso si la jubilación está muy lejos, saber que estás contribuyendo significativamente a tus años dorados puede brindarte una gran tranquilidad. Del mismo modo, si tienes como meta comprar una casa o un vehículo más confiable, probablemente te sientas bien al saber que has alcanzado ese sueño y lo estás acercando cada vez más.
En la publicidad y otros medios, se hace mucho hincapié en adquirir y consumir cosas para alcanzar la felicidad. Es muy fácil caer en la mentalidad de comprar como forma de desestresarse o distraerse. Dedicarte tiempo a medir lo que realmente te produce euforia puede marcar la diferencia en tu camino hacia la felicidad plena.

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